Asociada a antiguos pobladores asentados en las costas del Océano Pacífico entre los años 3000 y 1000 a.C., quienes aprovecharon los recursos naturales de los esteros, del mar y de las tierras bajas para su manutención y supervivencia. A raíz de la ingesta de moluscos y crustáceos, la acumulación de sus desechos (ostras, mejillones, caracoles) propició la formación de montículos artificiales conocidos como concheros, de donde toma su nombre esta primera tradición cultural.
Las conchas y caracoles se utilizaron como alimento y, más tarde, para elaborar ornamentos: brazaletes, pectorales, orejeras, cuentas, instrumentos musicales y anzuelos, manufacturas que fueron objeto de intercambio comercial entre la costa y diversas regiones de Occidente.
El análisis de estos vestigios en la región nayarita ha permitido diferenciar las características de los montículos más tempranos (Complejo Matanchén) y los que corresponden a la última etapa de ocupación en el Posclásico (Isla Panales, Litubú y Punta Mita), lo que permite afirmar entre otras cosas, que los materiales malacológicos (provenientes de los moluscos), son elementos que han permeado la mayor parte de las tradiciones culturales prehispánicas de la entidad.