Al iniciarse la Guerra de Independencia, Morelos recibió de Miguel Hidalgo y Costilla la recomendación de extender el movimiento de rebelión por todo el sur del país, y como primera misión y la más importante, tomar Acapulco y el Fuerte de San Diego.
En febrero de 1813, Morelos salió con su ejército a la ciudad de Oaxaca con dirección a Acapulco, a tomar la plaza que permanecía amenazada desde el cerro del Veladero por el insurgente Julián Ávila. Enfiló hacia la Costa Chica guerrerense con cañones de bajo calibre y con fuerzas seleccionadas. El ataque al puerto de Acapulco y a su fortaleza fue de extraordinario valor para la causa de la Independencia.
Durante varios meses, insurgentes y realistas se enfrascaron en un intenso fuego de artillería, y la toma del fuerte se convirtió en fuente de penalidades, sufrimientos: calor, hambre y enfermedades. Seis meses más tarde, el 19 de agosto de 1813, los españoles se rindieron y el capitán Pedro Antonio Vélez izó la bandera blanca sobre la fortaleza. Morelos cumplió la misión que Hidalgo le había encomendado.