La Conquista de México. El Lienzo de Tlaxcala ilustra la entrada de los conquistadores españoles al valle poblano-tlaxcalteca. El cambio social de este periodo se evidenció en varias piezas escultóricas, como el perro cubierto de plumaje –no de pelo–, procedente de Tepeaca, y la pila bautismal de Tecamachalco, en los que podemos ver la mano de obra indígena interpretando las ideas y la religión impuestas por los conquistadores.
La época colonial. Durante el Virreinato, Puebla fue una comarca agrícola e industrial de primer rango. Desde su fundación fue núcleo de industrias como la textil, vidriera, la del jabón, de carpintería, herrería, albañilería, ebanistería, curtiduría, talabartería, platería y de loza. En el museo podemos apreciar una amplia variedad de objetos de talavera poblana, esculturas de madera estofada y pintura. La mayor parte de estas piezas proceden de sitios y actividades relacionadas con la religión, dado que Puebla se destacó durante la época colonial como una ciudad devota.
El periodo independiente. Esta época está marcada por el desconcierto de la población por causa de los acontecimientos políticos y militares, ya que durante tres cuartos del siglo XIX la ciudad sufrió diez sitios y numerosos trastornos sociales. De estas actividades militares se cuenta con algunos cañones, armas y uniformes.
El Porfiriato. De este periodo (1876-1911) se exhibe una carroza y algunos vestidos elegantes que nos permiten apreciar la opulencia con que vivían las clases privilegiadas; también cascos y sombreros militares, así como armas y utensilios de la época.
La Revolución Mexicana. Puebla ocupa un puesto importante en el proceso de cambio político y social del siglo XX. En el museo se hallan libros, pasquines y fotografías que ilustran el ambiente revolucionario que culminaría con la gesta heroica de los hermanos Serdán, la cual daría inicio a la Revolución Mexicana en noviembre de 1910, movimiento que significó el origen de la conformación del México contemporáneo.