Museo Nacional de las Culturas del Mundo
Permanente
INAH-Permanente
6257
Sala / Tema

 JAPÓN

Japón está situado en el Océano Pacífico, al este del continente asiático; es un largo y estrecho archipiélago que comprende cuatro islas principales (Hokkaido, Honshu, Shikoku, Kyushu) y unas 3 900 más pequeñas que se extienden en dirección de noreste a suroeste. Tiene un área total de 377 801 km 2 y está dividido en 47 prefecturas. 

El carácter montañoso del país es resultado de recientes movimientos orogénicos y que son el resultado de los frecuentes y violentos terremotos y erupciones volcánicas. Las montañas cubren casi 85% del territorio, pero sin llegar a formar largas cordilleras, por lo que los valles pequeños son numerosos, mientras que las planicies extensas son escasas. El clima varía de subártico a subtropical, pero la mayor parte del país goza de un clima templado bajo la influencia de corrientes marinas y monzones estacionales, las cuales hacen que la precipitación pluvial sea abundante y las estaciones estén claramente marcadas. Debido a ello la vegetación es exuberante y variada, y más del 70% del territorio está cubierto por áreas boscosas por lo general siempre verdes. 

HISTORIA MÍNIMA

La cercanía de las islas japonesas con el continente asiático propició desde tiempos remotos la difusión de elementos culturales, en particular de la gran civilización china, a través de la península coreana, vía natural de contacto durante toda la historia del Japón. 

Durante la Era Prehistórica -que se inicia hace aproximadamente 150 000 años- las islas se poblaron con grupos de cazadores paleolíticos provenientes de tres regiones principales: la mongólica, la del norte de Siberia y la malayo-polinésica. 

La cultura neolítica más antigua surgió hace unos 7 000 años y se denomina Jomon debido al original y variado diseño de cuerda de sus vasijas de barro. A partir del siglo III a.C. la cultura continental se trasmite en oleadas sucesivas, es así como se difunden la agricultura, -incluyendo el cultivo irrigado del arroz-, la metalurgia, el torno de alfarero y el telar. Esta nueva cultura, conocida como Yayoi, desplaza a la anterior que se va replegando hacia el norte del país. 

En el siglo III d.C. empiezan a erigir grandes túmulos sobre las tumbas de los jefes de las aldeas, por lo que la cultura que se desarrolla a partir de entonces y hasta mediados del siglo VI se denomina Kofun. Esta sociedad se organiza en comunidades y centros regionales. De éstos, sobresale uno bajo el Clan Yamato, que aunque no domina todo el territorio japonés, sí se perfila como el futuro centro político e ideológico del país, ya que es en esta etapa cuando se crea la dinastía imperial que persiste hasta la fecha (el actual emperador Akihito es el 125). 

La Era Histórica se inicia con la introducción a nivel masivo de la cultura china y el budismo a partir del siglo VI, este proceso abarca hasta finales del siglo XII. La sociedad continúa siendo agrícola y hay un vigoroso impulso en sus actividades artesanales. La corte imperial establece en forma sucesiva tres capitales (Asulka, Nara y Heian o Kioto) que muestran los intentos de una centralización. En ellas florece el arte bajo la influencia del budismo y surge la llamada Civilización Clásica Japonesa. 

A partir del siglo XII se inicia y desarrolla lo que se conoce como Feudalismo; su primera etapa se prolonga hasta fines del siglo XVI y se divide en tres periodos (Karnakura, Muromachi y Azuchi-Momoyama) cuyos nombres corresponden a la sede del gobierno de los shogun o dirigentes guerreros supremos. Durante esta etapa el país se fragmenta en feudos autónomos que luchan por la hegemonía; pero a pesar de las incesantes guerras y la inestabilidad hay un gran auge en la manufactura artesanal de variados objetos, el comercio ultramarino y el florecimiento de las artes con fuerte influencia del Budismo Zen, como la renombrada ceremonia del té, arreglo floral, artes marciales y el teatro clásico Noh. 

La etapa del Feudalismo Centralizado se inicia en el siglo XVII y llega hasta mediados del XIX. Este periodo (Edo o Tokugawa) se caracteriza por la estabilidad política, el desarrollo de grandes centros urbanos, la integración de la economía a nivel nacional y la consolidación cultural. Esto se logra mediante una política de aislamiento, una rígida estratificación social y una ideología basada en el Código del Guerrero (bushi-do). La sociedad todavía es básicamente agrícola, pero con el desarrollo del mercantilismo hay una diversificación de productos artesanales e innovaciones técnicas. Asimismo, florece una cultura popular en las urbes, destacando el teatro Kabuki y el de marionetas Bunraku, las pinturas y los grabados Ukiyo-e. 

La Era Moderna comprende desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, y se inicia cuando el país decide romper su aislamiento para modernizarse al igual que las potencias occidentales y vincularse al comercio internacional. La serie de reformas que los líderes llevan a cabo en todos los sectores sientan las bases del desarrollo capitalista que caracteriza a la sociedad japonesa hasta la actualidad. Entre ellas destacan la restauración del poder imperial, la instauración de modernos sistemas en los campos financiero, político y educativo; la expansión militar en Asia; la derrota en la Segunda Guerra Mundial y, finalmente, la asombrosa recuperación económica, política y cultural del Japón de hoy en día. 

PANORAMA CULTURAL

El cultivo básico ha sido siempre el arroz, y casi toda la tierra de riego se dedica a su cultivo. Éste se caracteriza por el uso intensivo de mano de obra en parcelas reducidas, debido a que sólo una quinta parte del territorio es apto para la agricultura. 

Los extensos litorales de Japón siempre han proporcionado abundantes recursos y en la actualidad hay un considerable cultivo de peces, mariscos y algas que, junto con el arroz, constituyen la base de su alimentación. 

El país cuenta con amplias zonas de bosques, esto lo hace ser uno de los principales productores de madera, aunque no lo suficiente para cubrir sus necesidades internas. Tradicionalmente, las construcciones han sido de madera, debido a que las estructuras de piedra y otros materiales son muy vulnerables a los terremotos. 

El Japón del siglo XVIII estaba económica y políticamente centralizado en grandes urbes como Edo (actual Tokio) que tenía un millón de habitantes, lo que significa que, para ese entonces, era la ciudad más grande del mundo. Actualmente Tokio y el área metropolitana que la rodea cuentan con más de quince millones de habitantes, 

La Nueva Constitución japonesa, promulgada en 1946-1947, establece que el emperador es el símbolo del Estado y de la unidad del pueblo, pero no tiene poder relacionado con el gobierno. El poder ejecutivo es el gabinete, cuyos miembros son responsables ante el Parlamento o Dieta, ya que éste constituye el poder legislativo. El primero nombra al presidente de la Suprema Corte, y el segundo al primer ministro, que normalmente es miembro del partido político con mayoría en la Cámara de Diputados. Además del Partido Democrático Liberal (que ejerce el poder) existen seis partidos de oposición, entre ellos el socialista y el comunista. 

Las religiones más importantes son el Shinto y el Budismo. El Confucianismo ha sido considerado como un código de preceptos morales y ha tenido una gran influencia en la manera de pensar y de comportarse de los japoneses. 

El Shinto es el culto autóctono a los antepasados y tiene su origen en las antiguas tradiciones relacionadas con la creencia en seres sagrados o deidades denominadas kami, las cuales incluyen a fenómenos y objetos de la naturaleza, deidades agrícolas y guardianes locales, ancestros familiares y nacionales, es decir, héroes y líderes tanto legendarios como históricos. Todos son venerados en el hogar y en santuarios dedicados a ellos. 

El Budismo se introdujo desde China en el siglo VI y se difundió por todo el país con el florecimiento de varias sectas, en particular Jodo, Shin, Níchiren y Zen. Tuvo, además, una gran influencia tanto en la vida religiosa como en las artes, así como también en las instituciones sociales y culturales japonesas. 

El Cristianismo fue introducido por primera vez en 1549 con la llegada de los jesuitas; se extendió rápidamente pero un siglo después fue proscrito por ley. A mediados del siglo XIX, se le aceptó de nuevo por considerarse como un símbolo de la civilización occidental en la modernización de la sociedad japonesa. A pesar de que existen diversas iglesias cristianas en la actualidad, el número de cristianos japoneses no llega al 1 % de la población total. 

Esta sala cuenta con un mapa de Prehistoria (150,000 a.C.-550 d.C.), un mapa de centros del poder (552-1185), Feudalismo (1185-1603), Feudalismo Centralizado (1603-1868), periodo Meiji (1868-1912); una maqueta y/o diorama de ambientación de una casa rural y una del altar de un Niño Shogun; 191 piezas: 71 históricas y 120 etnográficas; 44 cédulas: cinco introductorias, 24 generales y 15 particulares. 

AUTORA: maestra Silvia Seligson 

D.R. INAH 1992
Folleto
473
8
Exposición permanente del Museo Nacional de las Culturas
24078

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