Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec
Permanente
INAH-Permanente
1936
Pieza
El árbol de la noche triste
La pintura nos muestra la imagen del famoso árbol en el cual lloro Cortés su derrota ante los mexicas el año de 1520 el cual aparece frente a una iglesia.
Velasco, José María
1885
México
Pintura de caballete
Tela, Pigmento al óleo

Óleo sobre tela


Alto: 128.5 cm
Ancho: 98 cm

El árbol de la noche triste
INAH-Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec
La historia de la conquista de México está salpicada de anécdotas y leyendas, algunas de las cuales, aun habiendo sido aceptadas como hechos reales, al paso de los años han sido rebatidas por estudiosos de la historia. Uno de estos episodios controvertidos, es el del llanto derramado por Hernán Cortés al pie del árbol de la noche triste, lo mismo que la muerte de Moctezuma ocurrida durante los acontecimientos que presuntamente ocasionaron el abatimiento del conquistador. Cuenta la historia que Hernán Cortés había viajado hacia Veracruz, para enfrentar a la flota que envió Diego de Velázquez desde Cuba con la encomienda de hacerlo prisionero y castigarlo por su indisciplina. Cortés atacó por sorpresa a los enemigos, obtuvo la victoria y con ella aseguró su libertad y su vida. En el camino, el jefe español recibió la noticia de que los naturales de Tenochtitlán se habían levantado contra la guarnición española. Lo que había ocurrido era que Pedro de Alvarado, dejado al frente de los expedicionarios, al temer un ataque de los indios, emprendió feroz matanza contra los asistentes a una ceremonia religiosa. En respuesta a la agresión, miles de guerreros atacaron a los españoles en una batalla que duró dos días. Al tercer día, Cortés exigió a Moctezuma, -a quien había obligado a permanecer en el refugio de los españoles como medida de seguridad para los suyos-, que ordenara a su gente permitir la salida de él y sus compañeros. Moctezuma accedió, pero el pueblo azteca respondió con insultos y pedradas que, según la historia oficial, lo hicieron caer herido. Aunque se corrió el rumor de que esa había sido la causa de su muerte, algunos testimonios hacen ver que no fue así. Ante el fracaso de su intento por abandonar Tenochtitlán, los españoles decidieron huir la noche del 30 de junio de 1520. Antes, al parecer, se dio la orden de matar a Moctezuma. Con la ayuda de centenares de guerreros tlaxcaltecas, llevaron consigo un puente de madera para poder cruzar el lago. También cargaron con los tesoros que habían recopilado y que a la postre impidieron su avance rápido. De acuerdo con la historia, esa noche lloviznaba, lo que de por sí hacía difícil la movilización, pero un grito de alerta por parte de los custodios del templo azteca alertó al pueblo. Así inició la persecución que acabó algunas horas después con importantes pérdidas para las filas españolas. Se cuenta que la aurora del nuevo día sorprendió a Hernán Cortés al pie de un ahuehuete -ubicado en la calzada México-Tacuba, en Popotla-, con la cabeza inclinada sobre el pecho y sin poder ocultar el llanto a causa de la derrota sufrida. Algunos historiadores, no obstante, aseguran que el conquistador no habría tenido tiempo detenerse y mucho menos de llorar, pues los aguerridos aztecas siguieron su pista durante muchas horas. Sin embargo, para la historia ha quedado plasmada la imagen de un Hernán Cortés llorando al pie de un ahuehuete, la noche del 30 de junio de 1520.
José M. Velasco. 1885.

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