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El dulce nombre de Jesús
Ríos Arnáez, José
1700-1800
Desde el siglo XIII el papa Gregorio X encomendó a las órdenes franciscana y dominica fomentar la devoción al Dulce Nombre de Jesús. La Tradición cristiana señala que cuando se invocaba el Nombre de Jesús, se recibía la ayuda requerida, se consolaban las aflicciones y se lograba la protección contra el mal. Sus más devotos seguidores fueron san Bernardino de Siena y san Juan Capistrano, que acostumbraban a llevar consigo la imagen del monograma IHS cuando fundaban misiones. Fue tal la devoción de san Bernardino, que difundió la costumbre de añadir el Nombre de Jesús a algunas plegarias, por lo que desde entonces se popularizó la mencionada tradición entre los cristianos. Esta alegoría muestra el triunfo de la Iglesia militante (en la tierra representada por la jerarquía eclesiástica) y la Iglesia triunfante (en el cielo constituida por todos los que han muerto en gracia de Dios), simboliza la victoria de la Iglesia sobre la herejía.