Museo de Arquitectura Maya, Baluarte de la Soledad
Permanent
COM_CCK_INAH_Permanente
6091
Piece
Máscara funeraria
Rostro masculino con nariz y labios hechos en una sola pieza, los ojos están simulados con dos pupilas de obsidiana gris sobre dos círculos de concha nácar, las cejas son de pirita.
200-900
Estructura VII, Tumba 1, Calakmul, Campeche
Máscara
Mosaico de jade, concha y obsidiana gris


Height: 37 cm
Width: 23 cm
Thickness: 5 cm

Máscara funeraria
INAH-Museo de la Arquitectura Maya


Por su connotación sagrada el jade es el componente esencial de las máscaras funerarias de los soberanos mayas. Los gobernantes tenían atributos divinos y durante su vida podían transitar entre los tres niveles del cosmos. El ajuar funerario les daba la identidad que debían portar en su paso al inframundo y la máscara les daba el rostro del dios del maíz. Las orejeras de la máscara tienen la forma de una flor de cuatro pétalos que representa el modelo del cosmos mesoamericano. Según los mayas, al inicio de los tiempos el mundo fue delimitado por cuatro esquinas, cuatro lados y un centro. Este espacio sagrado conecta los tres niveles del universo: el celeste, el terrenal y el inframundo. Al mismo tiempo, las flores son capaces de inhalar y exhalar humedad, aliento de vida. Su néctar simboliza la fecundidad, es la "esencia sagrada " que da vida a todas las cosas. Los colmillos de concha bajo las orejeras de jade son de una serpiente que se hace presente en la máscara para evocar el plano celeste.

La presencia de la serpiente en la indumentaria de los gobernantes señala su condición divina. Para los mayas, la serpiente es un ser celeste, terrestre y acuático, con el poder de transitar en los tres niveles del cosmos. Serpiente y linaje sagrado comparten la misma noción. Calakmul era conocido como la ciudad de la Cabeza de Serpiente y sus gobernantes como K’uhul Kanal Ahaw, "Divino Señor de la Serpiente". Las aplicaciones de concha en la nariz y boca de la máscara representan el aliento esencial del espíritu, la exhalación del soberano al trascender la muerte. La boca abierta en su rostro, metáfora de la Cueva Sagrada, es el umbral para el paso del espíritu del plano material al sobrenatural. Este aliento de vida, sinónimo del alma, encuentra eco en la naturaleza a través del viento como la divinidad intangible, ya que puede sentirse pero no mirarse. Es la fuerza vital que habita en todas las cosas que se mueven. Bajo la barbilla del rostro de la máscara una mariposa extiende sus cuatro alas de jade. Es símbolo del alma del difunto soberano y se relaciona estrechamente con el viento. En el arte prehispánico la mariposa aparece como representación de Venus: "estrella de la mañana", mensajera del Sol, a un tiempo astro diurno y nocturno, siempre en movimiento.

La cámara funeraria donde se encontraba la máscara simboliza esta cueva. En su interior renacerá el gobernante como dios del maíz tras derrotar a los señores de la muerte en el inframundo. Dentro de la Montaña Sagrada, en el tocado de la máscara, brotan dos pequeñas hojas de jade que representan retoños de maíz. Para los mayas, el primer hombre fue modelado de los tres granos primordiales de maíz. Así, en un ciclo infinito de vida, muerte y resurrección, la máscara de jade expresa la continuidad de la existencia.

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