Piece
Cristo ante Anás
Ovalle, Gabriel José de
1749
Óleo sobre tela
Cristo fue amarrado y llevado preso a la casa del sacerdote Anás, ya que era costumbre judía presentar atados a los delincuentes que merecían el castigo de la muerte. Anás le preguntó por sus apóstoles y por el significado de la doctrina que enseñaba; a lo que Cristo respondió: “Nada he dicho en oculto. ¿Qué me preguntas a mí? Pues ellos te dirán, si les preguntas, lo que yo les he enseñado”. Al escuchar sus palabras en las que no se percibía el miedo, uno de los soldados lo abofeteó, diciéndole: “¿Así respondes al pontífice?”, a lo que Jesús pidió que le indicara en qué estaba mal su contestación. Ante la actitud del Salvador, Anás lo mandó a casa del sacerdote principal del Sanedrín, que era Caifás.