Construido hacia 1758, el inmueble fue adquirido por José María Morelos en agosto de 1801. Lo compró a Juan José Martínez por la cantidad de 1830 pesos de oro común y le realizó algunas modificaciones, entre ellas la edición de la segunda planta, que concluyó en 1805.

La mayor parte de la propiedad fue ocupada por Antonia Morelos, hermana del clérigo, mientras que las accesorias del costado sur fueron alquiladas. Uno de los inquilinos, Miguel Cervantes, contrajo matrimonio con doña Antonia en 1807; de la unión nació Teresa Cervantes Morelos. La nueva familia llegaría a ocupar la planta alta del edificio antes de que en mayo de 1810 Morelos lo hipotecara por la cantidad de mil pesos, con la intención de saldar una deuda.

La casa de Morelos fue una de las muchas propiedades que sufrieron los estragos de la guerra. En marzo de 1811 Torcuato Trujillo, jefe político de la intendencia que pertenecía al bando realista, la confiscó y ordenó su destrucción parcial. A raíz de ello la familia del cura revolucionario se mudó al rancho de Zindurio, donde vivió hasta 1822, una vez que se consumó la Independencia y el gobierno mexicano reconoció los derechos de Antonia y Nicolás Morelos. No obstante, los hermanos del insurgente debieron participar en el proceso de remate de la vivienda, que estaba hipotecada. Finalmente se le adjudicó a Miguel Cervantes, quien al igual que Nicolás reconoció y liquidó la deuda.