En esta obra, ejecutada al fresco con cemento coloreado, se realizó gracias al patrocinio del entonces Museo michoacano y el Instituto Nacional de las Bellas Artes. Allí el artista plasmó sus ideas sobre la historia de México y las fuerzas antagónicas que dieron origen al país. El mural se divide en dos secciones: el muro central y el derecho constituyen un conjunto temático sobre la historia nacional, mientras que el izquierdo representa la amenaza nuclear. Las pinturas se relacionan entre sí gracias a la continuidad visual que Zalce construyó.

La figura de Cuauhtémoc aparece en el centro, protegido por un águila que devora a una serpiente, y simboliza la resistencia heroica ante la acometida de los enemigos de la nación. A su izquierda están los próceres de la patria, desde la conquista hasta la primera mitad del siglo XX, junto con los hombres del pueblo que lucharon por defender la integridad del país. La bandera sirve como telón de fondo y es mortaja de un cadete caído en Chapultepec.

A la derecha de Cuauhtémoc están los “enemigos de la integridad nacional”, quienes portan objetos como herramientas industriales y un refresco, símbolo de la penetración de ideas extranjeras y dañinas para el país. Entre los personajes se encuentran Hernán Cortés y la Malinche, miembros de la Inquisición e inversionistas extranjeros, que bajo la mirada del artista explotan las riquezas de México en beneficio propio.