Se le llama así por la repetida aparición del caracol cortado transversalmente, representación del ojo estelar relacionado con Venus. En el costado oriente de los pilares de este edificio se encuentran dos personajes, ambos con el cuerpo pintado de azul y vistiendo atuendos similares, aunque uno de ellos presenta una cola de alacrán como aditamento adicional.

Contiene dos murales. A diferencia de las demás pinturas en Cacaxtla, la figura humana es secundaria, pues predominan las de vegetales y animales. También se representa a un anciano con atavío de jaguar y atributos del dios de la lluvia, acompañado de su nombre calendárico (Cuatro Perro).

Es un elemento arquitectónico único en su género en Mesoamérica. Fue construido con una estructura de ramas recubierta de lodo para darle forma, a la que se aplicó un recubrimiento de cal y arena.

Corresponde a la última etapa de ocupación del lugar, se conforma de un complejo de recintos que fueron continuamente modificados y adaptados para diversos usos, principalmente el de habitaciones privilegiadas.

Sobre los pisos de este conjunto y en otras áreas, se localizaron los restos de 200 niños sacrificados al momento de iniciar una nueva etapa constructiva.

Entre los elementos sobresalientes de esta estructura se encuentran el Patio de los Rombos, llamado así por los elementos en relieve que adornan sus paredes y el Patio de los Altares, denominado así por la existencia de dos altares en su centro.

Este elemento fue realizado entre el año 650 y 700, por su temática pictórica lo han relacionado con la pintura maya de la misma época. Representa el enfrentamiento entre dos grupos morfológicamente distintivos; un grupo de “vencidos” quienes portan tocados de aves, ricos plumajes y joyas de jade, se encuentran evidentemente heridos y mutilados. Y otro grupo de “vencedores” que tienen en su mayoría atuendos con pieles de jaguar y se representaron en plena acción de arremetimiento en contra del primer grupo con  lanzas, cuchillos de obsidiana y lanzadardos.

Muestra un personaje enmarcado por una banda con representaciones de animales acuáticos, cubierto con la piel de un jaguar, que sostiene entre los brazos un atado de lanzas del que brotan gotas de agua. Está parado sobre un reptil con atributos felinos. En el ángulo inferior izquierdo se observa el numeral “nueve ojo de reptil” en llamas, relacionado a Quetzalcóatl en su advocación a Ehécatl, dios del viento. Sobrepuesto a este mural se encuentra un relieve de barro que representa a un personaje sentado, al que se ha relacionado con Cocijo, dios zapoteco del maíz, por su elaborado tocado con restos de la imagen de un murciélago.

En éste se observa a un personaje enmarcado por una banda de animales acuáticos, ataviado con elementos de ave en el tocado, hombros y brazos, así como garras en los pies. Sujeta entre sus brazos una barra de serpientes, característica para la misma época en el área maya central. El personaje se encuentra parado sobre una serpiente emplumada, barbada, que porta dos narigueras alargadas y junto a éstas una voluta. A la izquierda se observa un guacamayo. Abajo aparece un numeral: una barra y puntos con una pluma.

Muestra un personaje ricamente ataviado, cuyo pelo, anudado y detenido con un moño y una diadema en la parte superior de la cabeza, cae por la espalda. Tiene mechones ensartados con cuentas tubulares y flores amarillas en los extremos. El personaje sostiene un caracol marino del que emerge una pequeña figura humana. Se observan dos numerales: en la parte superior el “Tres venado”, y en la inferior el “Siete ojo de reptil”.