Opinión de un experto
Entre lo solemne y lo popular
El único monumento histórico arquitectónico de Chilpancingo

Ubicado en el centro de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, el inmueble que hoy en día ocupa el Museo Regional de Guerrero es el único monumento histórico arquitectónico de la población. La historia sísmica del lugar ha provocado la destrucción, a lo largo de los siglos, de sus casas, edificios públicos e iglesias. Paradójicamente, fue un evento de esa naturaleza el que hizo necesario edificar, en 1902, este monumento. Recientemente, otro temblor ocurrido el 11 de diciembre de 2011 lo afectó gravemente y obligó a reforzar su estructura y hacerle una restauración general.

Declarado Monumento Histórico por decreto presidencial del 20 de junio de 1986, el inmueble ha cumplido con funciones oficiales y solemnes, como la de ser Palacio de Gobierno del estado de Guerrero, Ayuntamiento de Chilpancingo y, desde 1987, Museo Regional. Al mismo tiempo, ha sido testimonio de acontecimientos populares, cotidianos y, algunos, irreverentes.

Su aspecto formal responde a los cánones estilísticos proporcionados a las casas de gobierno durante el régimen de Porfirio Díaz, inmuebles que debían proyectar una imagen acorde a sus postulados de orden y progreso. Así, el edificio ocupa toda una manzana y es una estructura imponente y sólida, frente a la plaza principal de la ciudad. Para cumplir con esta ubicación, en 1886 se alteró el centro de la entonces pequeña población, recién nombrada capital del estado, y se habilitó un jardín. En el centro de este, se colocó un monumento al general Nicolás Bravo, héroe local, estatal y nacional, quien fue representado señalando hacia la entrada del Palacio de Gobierno, lo que llevó a la población a bromear que el ilustre personaje decía “Ahí, ahí están los ladrones”.

El edificio histórico fue sede de gobiernos porfiristas, pero también de revolucionarios, entre estos el primer gobierno estatal revolucionario —zapatista— en todo México, que ahí despachó en 1914.

El patio interior del inmueble se inspiró en las casas de campo renacentistas, con portales en su derredor. Entre 1950 y 1955, sus muros fueron decorados con pinturas murales, manifestación artística del nacionalismo que imperó después de la Revolución Mexicana, aunque en esos años ya oficializado. La importancia de esas pinturas radica en que fueron realizadas en un momento en el que se construía la historia suriana, al haberse cumplido cien años de la creación del estado de Guerrero, por lo que representan escenas, mitos e ideales de los habitantes de la entidad. Su contenido es testimonio de la visión histórica oficial de los guerrerenses, de ese tiempo, sobre su pasado suriano. Esta historia es la que aprecian, muy reverentemente, los campesinos que llegan a la capital a arreglar sus asuntos y que hasta hace unos años, todavía, buscaban en el inmueble las oficinas gubernamentales que los pudieran atender.

Porfirismo y nacionalismo revolucionario, dos momentos que aparentemente se contraponen, convivieron y sobreviven armónicamente en un mismo espacio en el que los habitantes más viejos recuerdan, y añoran, los bailes populares que al interior del Palacio de Gobierno y del Ayuntamiento de Chilpancingo se realizaban con motivo de los festejos de la Independencia y, también, de otras fiestas no oficiales como las posadas navideñas. Frente a la mirada de Cuauhtémoc, Morelos, Galeana y Álvarez, entre otros próceres representados en las pinturas murales, ¡cuántos noviazgos, rupturas y matrimonios se gestaron!, ¡cuántas anécdotas que ahora son parte del imaginario popular y sobreviven en las pláticas cotidianas! Más recientemente, dando un vuelco hacia lo cultural, el patio interior del inmueble ha sido el escenario, además de algunos eventos políticos como informes de presidentes municipales, del rescate de tradiciones, manifestado en danzas tradicionales.

De esta manera, el edificio del Museo Regional de Guerrero es un monumento histórico testimonio de la arquitectura de una época, de los ideales que la conformaron, pero contiene también las huellas —sobre todo en sus pinturas murales— de los cambios políticos. Gran parte de su valor cultural radica no solo en su uso oficial, que lo hace un testigo del devenir de la entidad y de la ciudad donde se asienta, sino en los aspectos intangibles de cómo se ha relacionado con la población del lugar y de qué modo ella lo percibe.

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Escudo del Estado de Guerrero en la fachada principal del recinto
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INAH-Museo Regional de Guerrero
Corredores del patio principal
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INAH-Museo Regional de Guerrero
Detalle arquitectónico de estilo neorrenancentista
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INAH-Museo Regional de Guerrero
El mural La Revolución en Guerrero se localiza en corredor poniente del museo
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INAH-Museo Regional de Guerrero
El mural Cuauhtémoc muestra escenas de la vida y muerte del último tlatoani mexica


  • Pavía Miller, María Teresa, 1996, El edificio del Museo Regional de Guerrero: su historia, arquitectura y pinturas murales, México, INAH.
  • Varios autores, 1999, Historia de Chilpancingo, México, Asociación de Historiadores, A. C. / H. Ayuntamiento de Chilpancingo de los Bravos / Gobierno del Estado de Guerrero / Universidad Autónoma de Guerrero.
  • Varios autores, 1998, Historia General de Guerrero, vol. III, México, INAH / Gobierno del Estado de Guerrero / JGH Editores.
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